Alejándonos de una cuestión política o partidista, no es tiempo para pedir el cambio de Gobierno -el tiempo y las urnas lo juzgarán-, sino de cuestionar el liderazgo de un cargo público a quien la Organización Mundial de la Salud o expertos como Oriol Mitja ya señalaron o han solicitado su dimisión: “El país está en la UCI y el médico que lo ha tratado ha cometido demasiados errores. Mejor cambiar de médico mientras todavía estamos a tiempo”, señalaba el especialista en enfermedades infecciosas en su cuenta de Twitter.
Sobran ejemplos de altos cargos que han dimitido en medio de una crisis debido a sus errores o por incompetencia, ya que estos momentos requieren de los mejores, de profesionales serios y responsables, y no de meros gestores.
Por ello, pedir su dimisión no es muestra de división o deslealtad, sino de mayor unidad. Porque la unidad no es sumisión. La unidad no es mantener las manos atadas y la boca cerrada. Chamberlain dejó de ser primer ministro de Reino Unido en 1940 en plena Segunda Guerra Mundial y se nombró a Churchill. ¿Significó esto menos unidad del pueblo británico? En absoluto. Si Churchill no hubiera asumido el mando, Hitler probablemente hubiera ganado la guerra. España ganará la guerra al Coronavirus, ¿pero a qué coste?