España es una democracia donde la ciudadanía es llamada a las urnas y decide su futuro. Cuenta con debilidades que el poder político no se plantea corregir para garantizarse una especie de despotismo ilustrado. Como la elección del CGPJ por parte de políticos, la elección del Fiscal General y ahora, los indultos a los líderes del “procés”. Pueden hacerlo porque está en la Ley, y de hacerlo ratificarían que la Ley es para ellos y que la justicia no se aplica igual si eres amigo del poder.
La correcta separación de poderes engrandece una democracia. Esperemos una vez más que la justicia y nuestros jueces, estén a la altura de las circunstancias y que defiendan el orden constitucional en el que cree la mayoría de los españoles, y en donde las trampas no valen para los amigos del poder, aún para perpetrarse en el mismo, porque en una democracia de calidad, la ley tiene que ser igual para todos y el Gobierno sea del color que sea, no decide con plena arbitrariedad.